viernes, mayo 07, 2010

B’JALTIK (Muchos Caminos)

F. Darinel

El oscuro camino se ilumina

queriendo demostrar que el viejo cuento

de que el dolor engendra la alegría,

es una cosa clara

como el amanecer de la llanura.
Enoch Cancino Casahonda

“NUEVO HOSPITAL”

LOS CAMINOS DE HOY

Arribo

El día de hoy, y desde anteayer confirmado, arribará a Comitán el presidente de la república Felipe Calderón Hinojosa, aproximadamente a las trece horas y media; la una y treinta de la tarde, para cumplir con una parada más de una agenda de trabajo dispuesta y planeada, misma que ha de realizar en el sureste de nuestro país. El alto que hará en nuestra tierra se debe a que junto a el mandatario estatal, inauguraran el nuevo hospital “Dr. Belisario Domínguez”, y aunque el nombre de este nuevo centro hospitalario no está mal, porque Belisario fue un medico entregado a su profesión, de valor y de gran filantropía, aunque no faltan esos pobres jodidos que han venido a llenarse la barriga con lo que Comitán les ha prodigado y aun así se atreven a criticarnos, a denostarnos, a decir que somos lo peor y atreverse a decir que Belisario ni siquiera tuvo los tamaños como para escribir su célebre discurso, el cual nunca pudo dar a conocer en la más alta tribuna de México. Pero qué le vamos a hacer, así son y solo vienen a extorsionar, a pasarse de vivos –bueno eso creen- y aprovecharse de la buena voluntad y hospitalidad, que sí es muy destacada la hospitalidad comiteca, para medio vivir o dedicarse a ingerir alcohol.



Inauguración

Bien, escribía que el nombre de Belisario Domínguez está bien, pero tal vez y en honor a la verdad, debió llamarse “Eduardo L. Tovar Armendáriz”, porque al fin y al cabo, nos guste o no, pues Mario Carlos Culebro Velasco fue quien dio el jalón para que esta obra se aceptara e hizo su parte, pero fue gracias a la incansable gestión e incansable petición de “Don Guayo Tovar”, para que al fin hace más de tres años, el gobernador Juan Sabines destinara recursos para la edificación de este nosocomio, el cual desde el año pasado inició su construcción y que hoy será inaugurado, así como el de “las culturas” de San Cristóbal.

Esto traerá una mejor atención hospitalaria en todos los aspectos, en donde mayormente las especialidades, servicios y pabellones lo experimentaran, sin menos cabo de un desahogo para el hacinamiento, la falta de control, la pereza e indolencia de muchos de los trabajadores. Esto creo, también contribuirá a darles una mejor atención, más humanitaria, a los pacientes como a los familiares de estos y con la nueva tecnología que ahora acuña este hospital, se supone la profilaxis y el tratamiento de las morbilidades será mucho mejor y más eficiente.

Bueno habrá nuevo hospital y será para una mejor atención y para un mejor desarrollo, más en la profilaxis social.





ALGUNAS VEREDAS



One more time

Ayer escribí lo que a continuación retranscribo, pero por causas ajenas a mi voluntad y debido a una pequeña falla técnica en la impresión, resultó ser ininteligible mi participación, la cual por respeto a Ustedes, dispongo hoy nuevamente:



“Hay que pecar

Mi participación de hoy será breve, pero esto no significa que lo comentado sea de poca importancia, porque lo que hoy destaco sin lugar a dudas es de superior importancia para todos.

Por eso en primer lugar es necesario remontarse hoy a la segunda década del siglo pasado, cuando la revolución de “los rojos” en Rusia dio fin a una dinastía de zares, que por años gobernó a ese país; los Romanof, quien junto a ellos también fue extinguido un personaje, que incluso para morir por su enorme fortaleza, aun herido, se lanzó sobre sus asesinos con una inusitada y descomunal fuerza. Un hombre venido de la fría Siberia, llegando a ser años más tarde confesor y consejero de la zarina.

Rasputín fue ese hombre, un monje obscuro que gozaba de las mujeres más hermosas y pasaba muchas de sus noches consumiendo grandes cantidades de vodka, aun a pesar de saberse que era un hombre entregado a la religión. Ese obscuro monje que cuando le era recriminada su actitud, contestaba seguro que era lo que le correspondía hacer, dado a que su santidad carecía de pecado y que Dios en ese caso nada le tenía qué perdonar, por lo que tenía que entregarse a los placeres mundanos, es decir a pecar, para que Dios tuviera de que perdonarlo y él tuviera de que arrepentirse, meditar y trascender mediante el arrepentimiento.



Leyva el comprensivo

Qué cómoda e hipócrita era su actitud delante de los excesos y delante de su ligera vida, pero por sobre todo qué falsa sabiduría demostraba frente a estos excesos y desmanes que proclamaba.

No igual, pero muy similar Juan Leyva, párroco de la Colonia Miguel Alemán, se la pasa pidiéndole a su feligresía que a los curas pederastas no se les debe juzgar, dado que ellos tienen, aun a pesar de sus gustos torcidos y recriminables, la luz de Dios y que es a este a quien le corresponde únicamente juzgarlos, y que no deben de ser juzgados como a otros pederastas, ya que ellos tienen un status diferente que al común de los otros criminales.

Es más aun se atreve a decir que esas actitudes son buenas para la iglesia católica, porque estás mismas, deleznables y reprobables perversiones, lejos de vulnerar a su iglesia, son una prueba de Dios para que ella se fortalezca al salir avante de las mismas.



Un deber

Al respecto nada mas hay que decir, el juzgar estas afirmaciones o analizarlas no solo compete a la autoridad suprema, sino también compete a esa cualidad, la que Platón sabiamente dilucidó, la razón y cualidad moral que todo ser trae consigo y que le da la capacidad a todo ser humano para diferenciar entre el bien y el mal, esa capacidad que dio pauta y origen para que el derecho exista y sea una realidad, el cual entrega la capacidad a los hombres de poder diferenciar entre el bien y el mal, y esto a resulta de cuentas es ya una obligación de los hombres; también, para poder saber cuándo una actitud es buena o reprochable.

Así que esas falsas santurronerías de este cura solo nos llevan a pensar en una cosa, nadie, pero absolutamente nadie, puede ser un alcahuete de la perversión.”



Es cuanto



adriancitio@yahoo.com.mx



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