martes, marzo 23, 2010

Elegancia es compatible con ejercicio del poder: Cristina Fernández

José Luis Castillejos
La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner negó en Lima, Perú, que ser elegante, pintarse o marcar la moda en el vestir, sea incompatible con el ejercicio del poder, y acusó de misoginia a quienes piensan lo contrario.

“¿Cómo combinar las imágenes de mujer fuerte y elegancia?”, es la pregunta que le formuló Raúl Vargas, director de Radioprogramas de Perú, a lo que respondió: “Hay en esta cosa de las mujeres un cierto grado de misoginia (aversión)” por parte de los detractores.

“Siempre me pintaba, soy una mujer que le agrada pintarse”, indicó frente a lo cual dijo que nadie debe sorprenderse, como ocurrió con la canciller de Alemania, Ángela Merkel, quien “salió con un escote y fue un escándalo”.

Recordó que la foto de la canciller recorrió el mundo, “pero nunca he visto la calvicie de un hombre retratada. Uno no ve tanto interés (en estos temas) sino que creo que debe ser porque no son muchas las mujeres que ejercen la primera magistratura”.

Cristina Fernández, quien concluyó una visita de dos días a Lima, entre el lunes y martes, es considerada una de los 10 líderes mundiales mejor vestidas y más ostentosas.

Siempre utiliza trajes combinados con zapatos y carteras Louis Vuitton, que hacen juego a costosas joyas, todo ello valorizado en varios miles de dólares.

Los críticos de moda indican que Fernández nunca ha repetido algún vestido desde que es jefa de Estado y según joyeros en cada acto público la presidenta usa hasta 50 mil dólares (650 mil pesos mexicanos) en alhajas, lo que ella no ha desmentido.

A Lima trajo un reloj Rolex President con valor de 20 mil (260 mil pesos), un anillo de oro blanco en la mano izquierda y otro de oro amarillo de 18 kilates mientras en la derecha lleva uno de oro con zafiro aparte de los pendientes que en conjunto cuestan unos 25 mil dólares (325 mil pesos).

Su estilo elegante, magnífico y bien utilizado quedó demostrado en su visita a Lima pero la gobernante evita mostrar las piernas, porque, según ha confesado a sus amigos, las tiene muy gruesas.

En la víspera utilizó un vestido rojo, amplio, elegante y este martes uno color oro, de falda a la altura de la rodilla sin su habitual gabardina o abrigo lujoso al que ha acostumbrado a los argentinos.

Cristina dice que su elegancia va de la mano del poder. “Me ha tocado estar en reuniones y en discusiones con los mandatarios y tiene que ver cómo nos vinculamos en esos encuentros, con una forma de dirigirse a los demás”.

Reveló que la condición de mujer le ayuda, “pero no es determinante.

Me siento una más con mis compañeros. Me consideran una mandataria a la par de ellos en cuanto al poder de análisis, de poder articular (respuestas). Siempre hay un plus por la condición de mujer”.

Sobre si su condición femenina le ayuda al acercamiento entre los mandatarios, confesó que siempre busca las relaciones cordiales en medio de la evidente diversidad. “No todos tenemos los mismos estilos, nos expresamos de una manera y de otra”, comentó.

Pero en ese contexto, dijo, se ha logrado mantener una relación respetuosa en la región evitando con ello que haya conflictos armados como el que estuvo a punto de ocurrir entre Colombia y Ecuador, por el ametrallamiento de la primera a una base rebelde de las FARC en el territorio del segundo.

Aseguró que los países latinoamericanos han logrado reencauzar conflictos que eran difíciles, como el tema de Bolivia, donde la oposición quiso darle un golpe de Estado a Evo Morales.

En la región, dijo, hay gente (presidentes) más verborrágicos (Alan García, Peru). “Hay tropicales (Hugo Chávez, Venezuela) y hay del virreinato del Río de la Plata (Cristina Fernández) y es importante aceptarnos con nuestras diferencias y diversidades”, enfatizó.

“Somos una región sin conflictos sociales, con gran producción de petróleo, con un gran avance, con la posibilidad de aumentar la producción alimentaria. Tenemos que trabajar fuertemente para salir de la pobreza”, subrayó.







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