Nehemías Jiménez
Comitán; Chis. 28 de febrero.- Una persona del sexo masculino, al ignorar el estado en el que se encontraba su esposa en el área de urgencias del Hospital General, decidió introducirse a la misma área y al ser sorprendido por un medico, fue agredido verbal y físicamente por éste.
Y es que Alejandro Álvarez Hernández, al notar que su esposa se encontraba muy mal de salud, decidió trasladarla de su domicilio, que su ubica en la colonia Belisario Domínguez, hasta el Hospital General “K” de esta ciudad, y llevarla inmediatamente al área de urgencias.
Eran aproximadamente las 15:00 horas; tres de la tarde, cuando hicieron arribo al nosocomio, y a pesar del estado álgido de su esposa fueron atendidos hora y media después por un médico de nombre Hiram Nagaya Alfonzo, quien de forma déspota indico al cónyuge de la enferma que no podía pasar.
Acatando las reglas de que solo el paciente es quien pasa, Álvarez Hernández decidió esperar en la sala de espera la salida de su esposa, o el que fuera comunicado que la misma iba a ser hospitalizada.Así pasó una hora y ninguna de ambas posibilidades veía que ocurriera, al contrario vio como por la puerta del consultorio por donde había entrado su esposa, entraban y salían, después de ser atendidos, otros enfermos.
Alejandro Álvarez ante la desconsideración del galeno que no le decía nada, tomó la decisión de introducirse furtivamente al interior del hospital, y aprovechó un descuido en que los vigilantes de la entrada de urgencias abandonaron su puesto.
Ya dentro, inmediatamente tomó el pasillo lateral de urgencias y a los pocos metros; a un lado y sobre del mismo pasillo, recostada en una camilla y con una venopontura practicada en su brazo, que servía para pasarle un suero, halló a su esposa.Ya cuando estaba cerca de ella, de pronto apareció Nagaya Alfonzo, quien de forma aun más déspota y agria le inquirió “qué no le dije que no podía pasar”, a lo que Álvarez Hernández le respondió que lo había hecho porque estaba muy preocupado al desconocer cómo se encontraba su esposa.
Más molesto aun, Hiram Nagaya arremetió verbalmente de nueva cuenta en contra de Alejandro Álvarez, lo que indignó a este último y originó que le reclamara la actitud absurda, irracional y sobre todo inhumana, que demostraba el médico.
Después de oír esto, Nagaya Alfonzo se le fue encima a patadas, las cuales Álvarez Hernández pudo detener, sin embargo cuando inició la agresión al intentar sacar rápidamente su mano derecha que mantenía dentro de la bolsa de su pantalón para protegerse de la agresión, esta pieza se rompió bruscamente.
Al notar el zafarrancho y oír las voces acaloradas de ambos, personal de seguridad que resguarda la entrada, acudieron presurosos a calmar al agresor y pedirle amablemente a Álvarez Hernández que mejor se saliera.Mientras los elementos de seguridad acompañaban a Alejandro Álvarez hacia la salida, uno de ellos alcanzó a comentarle que se tranquilizara y que era bastante común que este médico de baja estatura y que utiliza anteojos de aumento, es de carácter demasiado irascible, lo que hacia que constantemente maltratara a los pacientes y a sus familiares.
Ante esta humillación y abuso de este galeno, del cual Álvarez Hernández recuerda también que otra particularidad de su aspecto es que es regordete, dijo a los medios que es necesario que a este médico se le sancione como es debido.Por lo mismo dijo que acudirá ante las instancias de salud, administrativas y legales, pertinentes y necesarias, para que sea atendida y escuchada su queja.
Y es que Alejandro Álvarez Hernández, al notar que su esposa se encontraba muy mal de salud, decidió trasladarla de su domicilio, que su ubica en la colonia Belisario Domínguez, hasta el Hospital General “K” de esta ciudad, y llevarla inmediatamente al área de urgencias.
Eran aproximadamente las 15:00 horas; tres de la tarde, cuando hicieron arribo al nosocomio, y a pesar del estado álgido de su esposa fueron atendidos hora y media después por un médico de nombre Hiram Nagaya Alfonzo, quien de forma déspota indico al cónyuge de la enferma que no podía pasar.
Acatando las reglas de que solo el paciente es quien pasa, Álvarez Hernández decidió esperar en la sala de espera la salida de su esposa, o el que fuera comunicado que la misma iba a ser hospitalizada.Así pasó una hora y ninguna de ambas posibilidades veía que ocurriera, al contrario vio como por la puerta del consultorio por donde había entrado su esposa, entraban y salían, después de ser atendidos, otros enfermos.
Alejandro Álvarez ante la desconsideración del galeno que no le decía nada, tomó la decisión de introducirse furtivamente al interior del hospital, y aprovechó un descuido en que los vigilantes de la entrada de urgencias abandonaron su puesto.
Ya dentro, inmediatamente tomó el pasillo lateral de urgencias y a los pocos metros; a un lado y sobre del mismo pasillo, recostada en una camilla y con una venopontura practicada en su brazo, que servía para pasarle un suero, halló a su esposa.Ya cuando estaba cerca de ella, de pronto apareció Nagaya Alfonzo, quien de forma aun más déspota y agria le inquirió “qué no le dije que no podía pasar”, a lo que Álvarez Hernández le respondió que lo había hecho porque estaba muy preocupado al desconocer cómo se encontraba su esposa.
Más molesto aun, Hiram Nagaya arremetió verbalmente de nueva cuenta en contra de Alejandro Álvarez, lo que indignó a este último y originó que le reclamara la actitud absurda, irracional y sobre todo inhumana, que demostraba el médico.
Después de oír esto, Nagaya Alfonzo se le fue encima a patadas, las cuales Álvarez Hernández pudo detener, sin embargo cuando inició la agresión al intentar sacar rápidamente su mano derecha que mantenía dentro de la bolsa de su pantalón para protegerse de la agresión, esta pieza se rompió bruscamente.
Al notar el zafarrancho y oír las voces acaloradas de ambos, personal de seguridad que resguarda la entrada, acudieron presurosos a calmar al agresor y pedirle amablemente a Álvarez Hernández que mejor se saliera.Mientras los elementos de seguridad acompañaban a Alejandro Álvarez hacia la salida, uno de ellos alcanzó a comentarle que se tranquilizara y que era bastante común que este médico de baja estatura y que utiliza anteojos de aumento, es de carácter demasiado irascible, lo que hacia que constantemente maltratara a los pacientes y a sus familiares.
Ante esta humillación y abuso de este galeno, del cual Álvarez Hernández recuerda también que otra particularidad de su aspecto es que es regordete, dijo a los medios que es necesario que a este médico se le sancione como es debido.Por lo mismo dijo que acudirá ante las instancias de salud, administrativas y legales, pertinentes y necesarias, para que sea atendida y escuchada su queja.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario