miércoles, marzo 03, 2010

B’JALTIK (Muchos Caminos)

F. Darinel

Si tengo que morir
que sea por marzo.
Y de noche, y de pronto,
y sin un llanto.
Mientras los astros miran sus rebaños
y justifican su quehacer amargo.

Y morirme saltando la ventana
en busca de lo fresco y de lo claro,
mientras lo cierto duerme entre las sombras
y aún no se anuncia el resplandor del gallo.

Enoch Cancino Casahonda

“MURIÓ EL LUGARTENIENTE”

LOS CAMINOS DE HOY

No comprendía

Me entregué de lleno a su sabiduría, a su ininteligible verso, como lo era para mí a los 10 años, era indescifrable ese su decir: “Supe que Chiapas, no era solo el insomnio de las selvas besando la palabra de los vientos y el río llorando epopeyas en el torrente de las horas viejas”. No sabía a que se refería exactamente, pero algo dentro de mí insistía que tenía mucho, mucho de nostalgia y de amor lejano, lejano por una distancia, que también desconocía y que años después, aunado al verso de Novo en su declaración de amor hacia la provincia entendí, cuando me dolía en la distancia Chiapas, lejana… muy lejana, más allá de cerros y de ocotes, de ríos, de lagos, de temporales incesantes; cuando extrañaba a Chiapas en los cumpleaños y la pequeña feria de mi barrio; cuando extrañaba a Chiapas con el dolor desgarrador de no tener a mi lado su olor y a mis parientes, cuando extrañé a Chiapas con toda la fuerza desgarradora de un amor perdido y entonces, solo entonces: “Supe que Chiapas, no era solo el insomnio de las selvas besando la palabra de los vientos y el río llorando epopeyas en el torrente de las horas viejas”.



El maestro

Era pues algo más que eso: “era el callejón aquel donde ladraba el tiempo, aquel olor a lluvia que cantaba la santidad de nuestras almas niñas”. Y ese fue el punto en donde el Maestro Enoch Cancino Cashonda me demostró a qué punto se ama nuestra tierra, la tierra de nuestros padres, de nuestros dolores y alegrías, y que solo la distancia nos demuestra ese desconocido y gran amor que por ella se siente.

Murió Enoch Cancino; “Noquis”, como le decían sus amigos más íntimos, ese peyorativo cariñoso que también sirvió en su campaña publicitaria, antes de llegar a ser alcalde de su querida Tuxtla y que de esa forma; inclusive, “El poeta mayor de Chiapas”, se refería a él, porque claro está, era su amigo. Así nos ha dejado vacíos de su presencia física, pero al igual que Jaime, los que tuvimos la pequeña oportunidad de conocerlo eventualmente y poéticamente en sus versos netamente bucólicos, sentimos su presencia y su vida cotidiana de auténtico bohemio, y solo nos basta pensar que esta en su casa; allá en Tuxtla, como siempre, riendo, caminando lentamente con sus años sobre su espalda y reconociéndolo como el que nos ha enseñado amar más a Chiapas, y él, que tanto nos ha enseñado, no puede ser otra cosa que un maestro.



Con nosotros

Decirle adiós es muy imbécil, porque sería como enterrar junto con su carne vieja y muerta su poesía, y eso no puede ser, no pasará, es imposible. No, aunque parezca un desgastado epitafio romancero y aburrido, no porque su verso simple, comprensible y asequible como el de Jaime, nos ha de seguir enseñando como se ama la tierra roja y campesina de Chiapas, la tierra negra, la polvorienta tierra de los caminos, el poctón, los pueblos chamulas y tojolabales, choles y lacandones, mames y mochós; las calles simples de las pequeñas ciudades, descritos todos ellos en la simplicidad de un verso alejado de pedantería y alejado de lo que su amigo del alma Jaime Sabines le decía: “con tufos de intelectual”. Y esa enseñanza de Cancino Casahonda debe prevalecer por su autenticidad, como auténticos lo fueron los versos y la prosa de Rodulfo Figueroa, Santiago Serrano, Armando Duvalier, Rosario Castellanos y Jaime Sabines, auténticos y propios como lo siguen siendo los versos de Oscar Wong, Efraín Bartolomé y Juan Bañuelos, igual de simples; insisto, que los de el Maestro Cancino Casahonda, que por esa simplicidad son bellos y que por esa simplicidad y por ese sencillo, pero profundo amor por Chiapas, está con nosotros para siempre.



El legado

Así es la escuela de “Noquis”, esa es la escuela permanente que queda en su rima asonante y sencilla, o consonante y profunda, con métrica aparentemente desparpajada, pero a la vez muy cuidada, con encabalgamientos recios y claramente imaginativos, por la cualidad y dotes de poeta nato que tiene; poesía que al leerla tiene el riesgo no solo de influir, sino de ser copiada vilmente por plagiarios, como vilmente es plagiado el verso de Rosario, pero no cualquier verso, sino precisamente el de su: “Apuntes para una declaración de fe”, que es el que más gusta para hacerlo copia burda dentro de un templo de 100 años, con aparentes innovaciones poéticas, las cuales son leídas en voces femeninas, ridículamente melancólicas.

Por eso ahora que murió Enoch Cancino Casahonda, “El lugarteniente” de Jaime Sabines; “El poeta mayor”, ahora que sus restos volvieron de la Ciudad de México, justo como él lo profetizó en su enorme “Canto a Chiapas”, y cito: “¡Chiapas! / he de volver a ti como un suspiro al viento / como un recuerdo al alma. / He de volver a ti / como el cordero fiel de la leyenda / para ser una nota, que perdida, / vague en la soledad de tus veredas. / Para ser “uno más” entre tus redes, / tejidas con el hilo del incienso / y beber el poema de tus noches / en la leyenda azul de tus marimbas.”, me gustaría atreverme a dejar de decirle “el lugarteniente” a Cancino Casahonda y con mucha sinceridad habría que llamarle “El cordero de Chiapas”; el hombre, el poeta; aquel, que ahora más que nunca, alcanzó a escribir y describir con profundo amor, como quedarían sus restos en su amada Chiapas, y cito: “y cuando viejo, solo y abatido / se aproxime al final de mi existencia, / he de besar tu tierra para siempre. / A esa bendita tierra / que cual ella me hiciera: / con un alma de cruz / y de montaña”.





ALGUNAS VEREDAS



Con razón… y no

A pesar de que Ernesto Gutiérrez Villanueva fue el encargado de los relevos de las dirigencias municipales del PRD en el estado, de todos modos el que en la práctica los llevó a cabo fue Alejandro Gamboa, líder estatal de este partido. Sin embargo y con la característica que siempre lo ha distinguido, realizó muchos de esos cambios sin consenso, dialogo y concertacesión; obviamente sin elecciones internas, las cuales dijo serían el pasado 28 de febrero. Por eso al no haber terminado de amarrar bien cómo quedaría en Comitán la dirigencia perredista, con justificada razón la gente del “frente amplio democrático” de este partido, nombró y le hizo tomar protesta a Fernando Fernández Díaz como nuevo presidente del comité municipal, aunque Rubén Hernández tenga ya el nombramiento oficial. Sin embargo la razón que aducen para tal toma de protesta es que porque “no hubo elecciones”, cuando los de este frente fueron los que no quisieron que las hubiera el 28 pasado. Qué vivos.



Es cuanto



adriancitio@yahoo.com.mx



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