Huyen de casa y tropiezan con polleros

Verónica Mondragón

Comitán, Chis; 20 de octubre.- También los niños sueñan y dejan sus lugares de origen para cruzar la frontera y llegar a Estados Unidos. Viajan solos, en el camino se enfrentan no sólo con los malos tratos de las autoridades migratorias, también con los traficantes de personas.

Son víctimas de abusos, y si tienen “suerte”, son deportados, para que al volver a México traten de olvidar la frustración de no cruzar la frontera y las desgracias del camino, advirtió Gabriela García, oficial de protección a la infancia (OPI) en Tapachula, Chiapas.

El año pasado, 17 mil 700 menores migrantes fueron deportados desde Estados Unidos, según el Instituto Nacional de Migración (INM).

Estos pequeños son el centro de los programas de desarrollo durante la Semana Nacional de Migración, que arrancó ayer, a cargo del INM y del Sistema Nacional DIF, presidido por Margarita Zavala.

Un joven de 16 años inició el viaje para sentir la aventura, iba con un amigo de la infancia. Estaban esperando el tren, compartió García a Excélsior una experiencia que describió como la más impactante:

“Para saber cuándo iba a llegar el tren, los chicos se acostaron sobre las vías. Pero cansados y sin comer desde hace tres días, se quedaron dormidos. Cuando pasó el tren...”

Uno de los jóvenes se despertó tras los gritos de su amigo, a quien le pasó por encima la máquina, y no como lo tenían pensado, por las vibraciones que en las vías provocaba el paso de la locomotora. “Y lo único que vio fueron las piernas de su amigo sobre la vía”, lamentó.

Hay niños de mayor edad que viajan solos por decisión propia, otros lo hacen buscando a sus padres. “La mayoría tiene entre nueve y 17 años, pero hemos visto bebés”, dijo en entrevista telefónica desde su oficina en Tapachula.

Según el INM, los menores deciden migrar ya sea por sus malas condiciones económicas o por la violencia familiar en la que habitan o también por vivir una aventura, dijo García.

“Hay papás que se van a Estados Unidos y pagan una buena cantidad para que los polleros crucen a sus hijos”, aseguró.