Toño Aguilar.
Comitán, Chis.- “¡Juan, espérame Juan, hey Juan, espérame!”, eran lo gritos que daba José Gutiérrez Zamorano a su compañero que murió cuando el vehículo donde viajaban fue impactado sobre el costado, y todo al parecer, por conducir bajo el efecto del alcohol.
Eran como las seis de la tarde cuando a la altura del kilómetro 180, las torretas de las patrullas de la Policía Federal, Estatal Fronteriza y Policía Estatal Preventiva, permanecían varados sobre la mitad del carril.
Y es que un accidente, que desde la primera vista se sabía que era trágico, se registró cuando el vehículo donde viajaba José Gutiérrez y “Juan”, fue impactado por una camioneta donde viajaba una familia.
“Los dos vehículos viajaban de norte a sur, pero repentinamente el coche, donde viajaba el chavo que murió, se cruzo por el camino de la camioneta, y por eso el impacto tan fuerte”, fueron las primeras versiones de los Policías Federales.
En cuestión de minutos, decenas de curiosos había rodeado el los dos vehículos, mientras los socorristas de la Cruz Roja, con la ayuda de una grúa, trataban de rescatar a José que había quedado prensado entre los fierros retorcidos.
“¡Hay, hay!”, gritaba José, mientras la portezuela era desprendida de su pierna, “no te mueva amigo, es por tu bien, no te muevas”, le indicaban los socorristas que parecían rescatar su propia vida.
Mientras José era rescatado, “Juan”, permanecía recostado sobre su hombro, como si durmiera, pero con el rostro teñido de sangre, “ya esta muerto”, dijeron los socorristas al revisarlo.
Al cabo de varios minutos, José pudo ser rescatado, pero en el momento en que lo subían a la ambulancia, trataba de incorporarse, quería ver a su compañero, al que le gritaba Juan.
“No te muevas amigo, vas a estar bien”, le volvieron a indicar los socorristas a José, mientras lo preparaban para trasladarlo al nosocomio, porque sus heridas al parecer eran graves.
Elementos de Protección Civil llegaron al lugar también, pero solo colocaron una sabana sobre el cuerpo de Juan, mientras el agente del Ministerio Público llegaba para dar fe de los hechos.
“Si tienen vehículos ya váyanse por favor”, dijo un agentes federal a los curiosos, a modo de evitar otra tragedia; en tanto que Joel Mendoza Moreno, el conductor de la camioneta Pick Up de color blanco y número de placas LVN8154 del Estado de México, era subido a una patrulla de la PF.
Al igual que José, doña Fausta Moreno Vázquez de 63 años de edad, que viajaba en la camioneta con sus hijos, tuvo que ser trasladada también al hospital, porque había sufrido varios golpes.
Ernesto Mendoza Moreno, hijo de doña Fausta, se aferró a no soltar de sus brazos a una niña de unos tres años de edad que viajaba con ellos, mientras era también revisado por paramédicos.
Una hora después del accidente, hacia las siete de la noche, el Ministerio Público llego para realizar el peritaje y dar fe de lo sucedido.
José Gutiérrez Zamorano, quien fue trasladado al hospital general con heridas graves, perdió la vida a las 21.00 horas, debido a que al ingresar al nosocimio su estado de salud se reportaba como delicado.
Comitán, Chis.- “¡Juan, espérame Juan, hey Juan, espérame!”, eran lo gritos que daba José Gutiérrez Zamorano a su compañero que murió cuando el vehículo donde viajaban fue impactado sobre el costado, y todo al parecer, por conducir bajo el efecto del alcohol.
Eran como las seis de la tarde cuando a la altura del kilómetro 180, las torretas de las patrullas de la Policía Federal, Estatal Fronteriza y Policía Estatal Preventiva, permanecían varados sobre la mitad del carril.
Y es que un accidente, que desde la primera vista se sabía que era trágico, se registró cuando el vehículo donde viajaba José Gutiérrez y “Juan”, fue impactado por una camioneta donde viajaba una familia.
“Los dos vehículos viajaban de norte a sur, pero repentinamente el coche, donde viajaba el chavo que murió, se cruzo por el camino de la camioneta, y por eso el impacto tan fuerte”, fueron las primeras versiones de los Policías Federales.
En cuestión de minutos, decenas de curiosos había rodeado el los dos vehículos, mientras los socorristas de la Cruz Roja, con la ayuda de una grúa, trataban de rescatar a José que había quedado prensado entre los fierros retorcidos.
“¡Hay, hay!”, gritaba José, mientras la portezuela era desprendida de su pierna, “no te mueva amigo, es por tu bien, no te muevas”, le indicaban los socorristas que parecían rescatar su propia vida.
Mientras José era rescatado, “Juan”, permanecía recostado sobre su hombro, como si durmiera, pero con el rostro teñido de sangre, “ya esta muerto”, dijeron los socorristas al revisarlo.
Al cabo de varios minutos, José pudo ser rescatado, pero en el momento en que lo subían a la ambulancia, trataba de incorporarse, quería ver a su compañero, al que le gritaba Juan.
“No te muevas amigo, vas a estar bien”, le volvieron a indicar los socorristas a José, mientras lo preparaban para trasladarlo al nosocomio, porque sus heridas al parecer eran graves.
Elementos de Protección Civil llegaron al lugar también, pero solo colocaron una sabana sobre el cuerpo de Juan, mientras el agente del Ministerio Público llegaba para dar fe de los hechos.
“Si tienen vehículos ya váyanse por favor”, dijo un agentes federal a los curiosos, a modo de evitar otra tragedia; en tanto que Joel Mendoza Moreno, el conductor de la camioneta Pick Up de color blanco y número de placas LVN8154 del Estado de México, era subido a una patrulla de la PF.
Al igual que José, doña Fausta Moreno Vázquez de 63 años de edad, que viajaba en la camioneta con sus hijos, tuvo que ser trasladada también al hospital, porque había sufrido varios golpes.
Ernesto Mendoza Moreno, hijo de doña Fausta, se aferró a no soltar de sus brazos a una niña de unos tres años de edad que viajaba con ellos, mientras era también revisado por paramédicos.
Una hora después del accidente, hacia las siete de la noche, el Ministerio Público llego para realizar el peritaje y dar fe de lo sucedido.
José Gutiérrez Zamorano, quien fue trasladado al hospital general con heridas graves, perdió la vida a las 21.00 horas, debido a que al ingresar al nosocimio su estado de salud se reportaba como delicado.
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