Fredy López Arévalo
Si una de las propuestas del gobierno federal para paliar los efectos nocivos de la recesión económica en nuestro país es invertir más en mejorar y mantener la precaria infraestructura carretera, aeroportuaria, marítima y ferroviaria, no estaría mal procurar que la Federación volteé los ojos con seriedad y responsabilidad, pero sobre todo con un compromiso real, a los vestigios precolombinos existentes en todo Chiapas, que son o debieran ser nuestra mejor carta a jugar en el competitivo mundo de la industria turística.
Es decir, a la par de mejorar la calidad de nuestra infraestructura, se debiera ampliar, también, nuestra oferta turística para posicionarnos mejor en el competitivo mundo de la industria sin chimeneas, invirtiendo en investigación, restauración y apertura al público de más sitios arqueológicos, para ampliar nuestra oferta turística, el más qué hacer y el más qué ver, que tanto reclaman nuestros empresarios hoteleros y restauranteros, y en general el sector servicios, que es el de mayor importancia y peso en la generación del PIB estatal y nacional, luego del petróleo y las remesas familiares.
Los gobiernos estatal y federal, debieran valorar que con ello se generaría de manera masiva miles de empleos, que tanta falta hacen y harán a Chiapas en los años venideros, cuando los efectos de la recesión mundial toque a nuestra puerta, con la reducción drástica de las remeses en dólares que envían nuestros conciudadanos de los Estados Unidos, pero más aún, cuando comiencen a llegarnos los miles de paisanos que ahora están como jornaleros y trabajadores ilegales allende el río Bravo.
Pero debemos comenzar cuanto antes, sin alharacas publicitarias que luego no se cumplen, como las que hizo el INAH en marzo pasado, cuando anunció a los cuatro vientos que en noviembre de este 2008 abriría una nueva zona arqueológica en el municipio de Chiapa de Corzo (los montículos 1, 5 y 7, en la última fase de restauración); que para el 2009, haría lo propio con el sitio arqueológico de Lagartero, en el parque nacional Lagos de Montebello, en el municipio de Trinitaria (una ciudad maya que evidencia las secuencias culturales e intercambios comerciales entre las tierras altas y bajas del estado), y más aún, que para el 2010 abriría al público Plan de Ayutla o Sac Tzi, en el municipio de Ocosingo.
El INAH no cumplió y quedó mal a Chiapas y a los chiapanecos.
Por eso hablo de seriedad y responsabilidad, pero sobre todo de compromiso real, porque si la meta del 2008 no se cumplió, qué podemos esperar para el 2009 y el 2010, si el INAH ni siquiera se ha tomado la molestia de anunciar el motivo del retraso, y eso que el anunció se hizo de manera oficial y se difundió profusamente en los medios de comunicación, que anunciaron la buena nueva a los cuatro vientos como si se tratara de un hecho ya consumado.
No entiendo por qué los medios de comunicación no llevan una bitácora de los anuncios que hacen, para dar seguimiento a lo que trasmiten como hechos ya consumados, y por qué no cuestionan a los funcionarios que usan sus medios para decir mentiras o verdades a medias, porque lo que el anunció oficial sobre la apertura de nuevos sitios arqueológicos, 10, no solo en Chiapas, sino en varios estados del país, fue el jueves 27 de marzo de 2008, y lo hizo la coordinadora nacional de Arqueología, Laura Pescador, quien ya fungió en Chiapas como delegada del INAH y por eso los chiapanecos sabemos cómo se las gasta esta burócrata de la arqueología.
Si el INAH no cumplió con lo anunciado, que esperanza podremos abrigar sobre la restauración y apertura, algún día, de otros sitios arqueológicos de vital importancia para el desarrollo turístico de Chiapas, como Moxviquil, en la periferia de San Cristóbal de Las Casas; Ek Balam, a unos cuantos kilómetros de Tuxtla Gutiérrez; y el legendario sitio con arquitectura megalítica conocido como "Iglesia Vieja", en Tonalá, que se compone de tres montículos que datan de los años 500 a 600 antes de Cristo.
El anuncio implicaba la apertura de sitios en Chiapas, Oaxaca, San Luis Potosí, Chihuahua y Baja California, y para tales aperturas el INAH anunció que invertiría alrededor de 300 millones de pesos cada año del presente sexenio.
¿Dónde estarán y en qué se emplearían los 600 millones que se suponen debieron haberse ejercido ya?
Además de los sitios arqueológicos arriba mencionado, Chiapas necesita fortalecer el Museo Regional, en Tuxtla y el ex Convento de Santo Domingo, en Chiapa de Corzo; y otros de igual trascendencia, como un Museo de Sitio en Tonalá, y otro en Izapa y San Cristóbal de Las Casas o San Felipe Ecatepec, con cédulas explicativas, que reseñen en forma grafica, visual, la importancia histórica de estos sitios, ya que el deterioro y saqueo de dichas zonas arqueológicas dejan mucho que desear.
Las zonas arqueológicas antes descritas sumarían al circuito de siete zonas arqueológicas abiertas al público: Toniná, Palenque, Bonampak, Yaxchilán, Tenam Puente, Chinkultic e Izapa.
Las nuevas zonas arqueológicas al público, sobra decirlo, ampliarán la oferta cultural del país y ofrecerán nuevas ventanas al pasado que permitan una mejor comprensión del presente.
En el Estado de Chiapas, el primer Atlas Arqueológico fue realizado en el año de 1939; posteriormente en 1940, la Universidad de Tulane publicó el Mapa Arqueológico de la Región Maya; y finalmente, el último Atlas del Estado se publicó por parte del INAH en 1967, sustentado por reconocimientos arqueológicos recientes de aquella época. El resultado fue un gran intento de integración sistemática en donde se registran poco más de 600 sitios arqueológicos, aunque Fany López Jiménez, arqueóloga de la UNAM, ha logrado recopilar información de 2,700 sitios arqueológicos, como patrimonio histórico de Chiapas.
Hasta ahí mis primeros apuntes sobre el tema.
Pero ya que toque el patrimonio histórico de Chiapas, se debe poner a buen resguardo
El patrimonio natural de nuestro estado. Para empezar, en San Cristóbal de Las Casas, habría que sentar en el banquillo de los acusados a la transnacional Coca-Cola, que a finales de los años 80, perforó dos pozos profundos en las faldas de la reserva ecológica Huitepec, de los que extrae, cada año, 258 millones de litros de de agua para producir 43.2 millones de litros de refresco ( a razón de seis litros de agua por litro de refresco), que la refresquera vende a 10 pesos el litro, lo que suman 432 millones de pesos, suma similar a la que el municipio de San Cristóbal de Las Casas tiene como gasto en la cuenta pública durante dos trienios.
No hay que olvidar quién dio la autorización de que se perforaran esos dos pozos en el 2002: la Comisión Nacional del Agua (CNA), pero basada en un permiso municipal que ya había autorizado la instalación de la planta de Coca-Cola; el permiso lo otorgó Mariano Alberto Díaz Ochoa, en su primer periodo municipal, a cambio, al menos es lo que se supo de manera oficial, de apoyos para la Feria de la Primavera y de la Paz.
La Coca-Cola paga a la Comisión Nacional del Agua cada año… 350 mil pesos.
Si el municipio no hubiera dado permiso, hubiera sido un candado bastante efectivo para que la CNA no autorizara la perforación de los dos pozos.
La próxima batalla de este despertar inusitado de la conciencia ecológica colectiva en Jovel, será sacar del municipio la planta de la Coca-Cola, que ordeña los manantiales de la reserva ecológica del Huitepec.
Y para concluir, una carta:
Don Fredy, reciba ud. un abrazo cordial de Navidad, y que el año venidero sea el logro total de sus esfuerzos...
Que Dios lo bendiga a ud. y a su apreciable familia...
"Escribir, no siempre es dulce, pero al final del renglón, nos queda la satisfacción de hacer lo que nos gusta..."
Socorro Carranco




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