Fredy López Arévalo
“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”
Antonio Gramsci
“Combatir las ilusiones sobre una situación equivale a exigir que se abandone una situación que necesita de esas ilusiones”
Carlos Marx
Si el primer año sirve para evaluar a un gobierno, el de Mariano Alberto Díaz Ochoa está más que reprobado.
Desde el inicio de su gestión arremetió contra todos y todas, como lo pueden constatar vendedores ambulantes y de puestos fijos en estacionamiento del Mercado Municipal José Castillo Tielmans y vendedores de artesanías en Santo Domingo y La Caridad; un tullidito en silla de ruedas que reparte flayers en la calle y un minusválido en muletas que venden paletitas en el Andador Turístico; vendedoras de elotes y esquiés; el de los famosos carritos de nieve “Don Salva”; y diversos vendedores de tamales y gaznates del Andador Turístico y sus alrededores; artistas callejeros y pintores, que han sabido lo que para Mariano Alberto Díaz Ochoa es “orden”; a todos amenaza, como lo pueden constatar las bases de apoyo del EZLN que protegen una reserva ecológica en el cerro del Huitepec, a quienes primero amenazó con desalojarlos, y luego azuzó a un grupo de vecinos del Huitepec para confrontarlos con ellos.
… contra los vientos que soplan en Chiapas, de unidad, de pluralidad, de conciliación y paz social, de búsqueda del bien común.
Poca obra pública… cero gestión social; sólo garrote; solo escándalo mediático; solo ambición desmedida, y para colmo, ahora quiere ser diputado federal…
Así sortea el primer año de su administración este priísta de viejo, muy viejo cuño:
acotado,
confrontado,
desprestigiado,
y exhibido a nivel estatal, nacional e internacional, como un político aldeano, priísta de muy viejo cuño, retrogrado, represor, que busca imponer su voluntad por la fuerza, y que en lugar de buscar los consensos ahonda los disensos, si dar muestra de querer remontar esa etapa (dejó plantados a los canacos de todo el país, solo por citar un ejemplo), ampliamente descrita por una prensa cada día más vigilante, cada día más combativa, que no está dispuesta a dejar hacer y dejar pasar, y que por el contrario, ejerce cada vez con mayor compromiso la tarea de informar con veracidad el acontecer diario en Jovel .
****
Acteal, ¿qué sigue…?
El próximo 22 de diciembre se cumplen 11 años de la masacre de Acteal. Ahora, como hace 11 años, las mujeres lloran. Su llanto es una letanía, larga y lastimera, como han sido los 11 años de espera. Son los sobrevivientes y los deudos de Acteal que rememoran a sus muertos y claman justicia. El 22 de diciembre de 1997 no se olvida, se recuerda: 45 fueron las victimas (nueve hombres, 21 mujeres, cuatro de ellas con embarazo de entre 10 semanas a cinco meses, y 15 niños); son los sobrevivientes y los deudos de Acteal, ese paraje perdido en las altas montañas de Chiapas, y la Iglesia católica –un tanto culpable- los que año con año recrean la masacre, en una catarsis colectiva: del monte salen los “paramilitares”, beodos, gritando improperios en lengua tsotsil, blandiendo sus armas, amenazantes, contra aquéllos que oran, en hinojos, en la improvisada ermita. Hay gritos y desbandada, disparos… los “paramilitares” someten a sus victimas, les disparan a quemarropa, los laceran con machetes; los “paramilitares” disparan a mansalva… el tiroteo es prolongado; hay congoja entre los espectadores… oraciones, rezos, y mucho humo de incienso, como humo hay en la investigación del caso, hasta ahora impune, aunque continúan 87 indígenas recluidos, algunos de ellos confesos, como el ex militar Pablo Hernández Pérez, sindicado de haber entrenado y armado a los asesinos; Lorenzo Pérez Vázquez, o más aún Roberto Méndez Gutiérrez, quien aceptó haber disparado una AK-47. “Hay veces que las mujeres y los niños empezaron a gritar y me dio coraje y les disparé”, dice en su comparecencia ministerial, en la que involucra al entonces comandante de la Policía Estatal, Felipe Vásquez Espinoza, como quien les facilitó el transporte de las armas, burlando los retenes militare; de hecho, en el Libro Blanco sobre Acteal se registraron como procesados los nombres del general Julio César Santiago Díaz y el del susodicho Felipe Vásquez Espinoza; el primero por homicidio y lesiones por omisión; el segundo, por posesión y transporte de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea.
Felipe Vásquez Espinoza era subcomandante de la Policía de Seguridad Pública destacamentado, primero en Majomut y luego en la colonia miguel Utrilla Los Chorros, de donde se presume salieron los paramilitares. Ernestina Vázquez Luna, de tan solo seis años de edad, es una de las sobrevivientes. Tiene 17 años ahora, pero lo recuerda.Es, por así decirlo, el testimonio que año tras año, rememora esta estupidez humana. ¿Quién ordeno la masacre? ¿Fue una masacre o hubo enfrentamiento previo, como se ha documentado por la contraparte?
Eso parece ya no importar a nadie. Ahora, la fecha sirve de escaparate al clero católico, pero más aún, al ex obispo de San Cristóbal de Las Casas, Samuel Ruiz García, quien ha sacado raja del duelo de los sobrevivientes y los deudos de las víctimas, pero quien algún grado de responsabilidad también tiene: supo antes del evento lo que iba a pasar y no hizo nada para evitarlo; por el contrario, les pidió que oraran, que se pusieran de rodillas; aceptar “lo que Dios mande”, y luego, como falso profeta, les anunció que “el reino de Dios” estaba a la vuelta de la esquina; que cualquier sacrificio valía la pena, porque les estaba anunciando la buena nueva (¡Figúrese usted soberana pendejada!) . Ernestina Vázquez Luna estaba en la ermita con sus padres cuando comenzó la balacera. Hirieron a su mamá, y ya que estaba tirada en el suelo, su padre, el catequista Alonso Vázquez Gómez, la alentó para que huyera, pero fue alcanzada por las balas en la pierna. Sus padres fueron asesinados, y otro de sus hermanos, Manuel, de 13 años, también sobrevivió a la masacre, escondido detrás de una planta de plátano, desde donde vio a los “paramilitares” rematar con saña inaudita a los moribundos; las victimas son indígenas tsotsiles pacifistas de la organización civil Las Abejas, muy cercana al clero católico y simpatizante de las causas del Ejército Zapatistas de Liberación Nacional (EZLN), aunque no se consideran a si mismos como “bases de apoyo”.
Cuatro días después de la masacre, el propio subcomandante Marcos, jefe militar del EZLN, dio su versión de los hechos: “La mayoría de los atacantes son indígenas tsotsiles, pertenecen a diversas comunidades del municipio de Chenalhó, profesan la religión católica y son priísta… No se trata de un conflicto religioso, tanto asesinos como asesinados profesan la religión católica”.
¿Entonces porqué no intervino la máxima autoridad del clero para conciliarlos? ¿Por qué si eran sus ciervos, sus corderos, Samuel Ruiz García no impuso su jerarquía para pararlos?
La declaración del subcomandante Marcos pronto fue utilizada por los abogados de 18 de los 87 presos implicados en la masacre, porque según esto, la mayoría de los sindicados como responsables directos son evangélicos, lo que los exculparía de facto; luego el sacerdote Miguel Chanteau, en aquel entonces párroco de Chenalhó, destacó que entre el grupo recluido por la masacre de Acteal “hay culpables y algunos inocentes”; abogados del Centro de Investigaciones y Docencia Económica (CIDE) asumieron la defensa de 18 presuntos “paramilitares” presos; y ya en la presente administración, se creó la Fiscalía Especializada para el caso Acteal, dependiente del Ministerio de Justicia de Chiapas. Hasta donde me quedé, se había citado a comparecer al ex gobernador Julio César Ruiz Ferro, quien para ese entonces fungía como gobernador del estado; lo mismo que a los ex titulares de la Secretaria de Pueblos Indios, Antonio Pérez Hernández y Jacinto Arias Pérez (incitador reciente del conflicto de limites entre Chenalhó y Chalchihuitan); así como al secretario general del gobierno de Chiapas en ese entonces, Homero Tovilla Cristiani, y al ex subsecretario general, Uriel Jarquin Gálvez, y al exprocurador Jorge Enrique Hernández Aguilar, a quienes sindican de haber apilado los 43 cadáveres en una hondonada y haber recogido los casquillos, alterando la escena del crimen. ¿Qué sigue?
****
Por un comunicado de Chiapas Solidario ahora sé que se han constituido en geografía chiapaneca, tres mil asambleas de Barrio y Comunitarias. Son el cimiento del poder popular: ellos deciden dónde y qué obra es más importante. Ellos decidirán, con su voto en las urnas, quién es quién en el próximo proceso electoral federal… que no quepa la menor duda.
*****
Muchos reflectores
El que aparece en los medios un día sí y el otro también es el priísta Roberto Domínguez Castellanos, designado el 31 de enero de este año rector de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH) ¿Qué busca? ¿Refrendar su “firme compromiso” de realizar las "gestiones necesarias para que la UNICACH crezca mucho más de lo que lograron sus antecesores? ¿Para hacer notar que está trabajando junto con las escuelas, con los profesores, con los investigadores y los trabajadores de apoyo y fundamentalmente con toda la comunidad universitaria?
Lo dudo: Roberto Domínguez Castellanos es priísta, también de viejo cuño; está utilizando recursos públicos para posicionar su figura ¿Será candidato del PRI a una diputación federal?
¡Mucho cuidado!, él es de la camada priísta que se plegó a los caprichos de El Déspota, a los arrebatos de poder omnímodo, absoluto, corrupto, de Pablo Abner Salazar Mendiguchía. Roberto Domínguez Castellanos puso a sus pies el Congreso del estado ¿Quién garantiza que no sigue pegado a su égida, que no forma parte de los planes de éste por retornar a la arena política?
******
Palenque
El alcalde Alfredo Cruz Guzmán alentó la creación del Consejo Consultivo Ciudadano, órgano de consulta y supervisión, involucrados directamente en la gestoría y administración de las obras de mayor envergadura para ese municipio: la modernización de la avenida Juárez, arteria principal de la ciudad de Palenque, donde se invertirán 27 millones de pesos (7 millones el gobierno federal, 7 millones más el gobierno del estado, 10 millones el municipio, y tres millones la Fundación Apasco), además de la pavimentación de la calle 12 de octubre y Allende, desde la avenida 20 de noviembre con dirección al periférico sur, que el alcalde mandó a asfaltar en los primeros seis meses de su gestión. “Si algo tengo que decir de mi gobernador, es que el gobernador Juan Sabines Guerrero es un promotor incansable de Palenque, que con orgullo decimos es el principal polo turístico de Chiapas”, dice el edil palencano, el chol Alfredo Cruz Guzmán, por segunda vez en el cargo, primero por el PRI, y ahora por Convergencia.
“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”
Antonio Gramsci
“Combatir las ilusiones sobre una situación equivale a exigir que se abandone una situación que necesita de esas ilusiones”
Carlos Marx
Si el primer año sirve para evaluar a un gobierno, el de Mariano Alberto Díaz Ochoa está más que reprobado.
Desde el inicio de su gestión arremetió contra todos y todas, como lo pueden constatar vendedores ambulantes y de puestos fijos en estacionamiento del Mercado Municipal José Castillo Tielmans y vendedores de artesanías en Santo Domingo y La Caridad; un tullidito en silla de ruedas que reparte flayers en la calle y un minusválido en muletas que venden paletitas en el Andador Turístico; vendedoras de elotes y esquiés; el de los famosos carritos de nieve “Don Salva”; y diversos vendedores de tamales y gaznates del Andador Turístico y sus alrededores; artistas callejeros y pintores, que han sabido lo que para Mariano Alberto Díaz Ochoa es “orden”; a todos amenaza, como lo pueden constatar las bases de apoyo del EZLN que protegen una reserva ecológica en el cerro del Huitepec, a quienes primero amenazó con desalojarlos, y luego azuzó a un grupo de vecinos del Huitepec para confrontarlos con ellos.
… contra los vientos que soplan en Chiapas, de unidad, de pluralidad, de conciliación y paz social, de búsqueda del bien común.
Poca obra pública… cero gestión social; sólo garrote; solo escándalo mediático; solo ambición desmedida, y para colmo, ahora quiere ser diputado federal…
Así sortea el primer año de su administración este priísta de viejo, muy viejo cuño:
acotado,
confrontado,
desprestigiado,
y exhibido a nivel estatal, nacional e internacional, como un político aldeano, priísta de muy viejo cuño, retrogrado, represor, que busca imponer su voluntad por la fuerza, y que en lugar de buscar los consensos ahonda los disensos, si dar muestra de querer remontar esa etapa (dejó plantados a los canacos de todo el país, solo por citar un ejemplo), ampliamente descrita por una prensa cada día más vigilante, cada día más combativa, que no está dispuesta a dejar hacer y dejar pasar, y que por el contrario, ejerce cada vez con mayor compromiso la tarea de informar con veracidad el acontecer diario en Jovel .
****
Acteal, ¿qué sigue…?
El próximo 22 de diciembre se cumplen 11 años de la masacre de Acteal. Ahora, como hace 11 años, las mujeres lloran. Su llanto es una letanía, larga y lastimera, como han sido los 11 años de espera. Son los sobrevivientes y los deudos de Acteal que rememoran a sus muertos y claman justicia. El 22 de diciembre de 1997 no se olvida, se recuerda: 45 fueron las victimas (nueve hombres, 21 mujeres, cuatro de ellas con embarazo de entre 10 semanas a cinco meses, y 15 niños); son los sobrevivientes y los deudos de Acteal, ese paraje perdido en las altas montañas de Chiapas, y la Iglesia católica –un tanto culpable- los que año con año recrean la masacre, en una catarsis colectiva: del monte salen los “paramilitares”, beodos, gritando improperios en lengua tsotsil, blandiendo sus armas, amenazantes, contra aquéllos que oran, en hinojos, en la improvisada ermita. Hay gritos y desbandada, disparos… los “paramilitares” someten a sus victimas, les disparan a quemarropa, los laceran con machetes; los “paramilitares” disparan a mansalva… el tiroteo es prolongado; hay congoja entre los espectadores… oraciones, rezos, y mucho humo de incienso, como humo hay en la investigación del caso, hasta ahora impune, aunque continúan 87 indígenas recluidos, algunos de ellos confesos, como el ex militar Pablo Hernández Pérez, sindicado de haber entrenado y armado a los asesinos; Lorenzo Pérez Vázquez, o más aún Roberto Méndez Gutiérrez, quien aceptó haber disparado una AK-47. “Hay veces que las mujeres y los niños empezaron a gritar y me dio coraje y les disparé”, dice en su comparecencia ministerial, en la que involucra al entonces comandante de la Policía Estatal, Felipe Vásquez Espinoza, como quien les facilitó el transporte de las armas, burlando los retenes militare; de hecho, en el Libro Blanco sobre Acteal se registraron como procesados los nombres del general Julio César Santiago Díaz y el del susodicho Felipe Vásquez Espinoza; el primero por homicidio y lesiones por omisión; el segundo, por posesión y transporte de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea.
Felipe Vásquez Espinoza era subcomandante de la Policía de Seguridad Pública destacamentado, primero en Majomut y luego en la colonia miguel Utrilla Los Chorros, de donde se presume salieron los paramilitares. Ernestina Vázquez Luna, de tan solo seis años de edad, es una de las sobrevivientes. Tiene 17 años ahora, pero lo recuerda.Es, por así decirlo, el testimonio que año tras año, rememora esta estupidez humana. ¿Quién ordeno la masacre? ¿Fue una masacre o hubo enfrentamiento previo, como se ha documentado por la contraparte?
Eso parece ya no importar a nadie. Ahora, la fecha sirve de escaparate al clero católico, pero más aún, al ex obispo de San Cristóbal de Las Casas, Samuel Ruiz García, quien ha sacado raja del duelo de los sobrevivientes y los deudos de las víctimas, pero quien algún grado de responsabilidad también tiene: supo antes del evento lo que iba a pasar y no hizo nada para evitarlo; por el contrario, les pidió que oraran, que se pusieran de rodillas; aceptar “lo que Dios mande”, y luego, como falso profeta, les anunció que “el reino de Dios” estaba a la vuelta de la esquina; que cualquier sacrificio valía la pena, porque les estaba anunciando la buena nueva (¡Figúrese usted soberana pendejada!) . Ernestina Vázquez Luna estaba en la ermita con sus padres cuando comenzó la balacera. Hirieron a su mamá, y ya que estaba tirada en el suelo, su padre, el catequista Alonso Vázquez Gómez, la alentó para que huyera, pero fue alcanzada por las balas en la pierna. Sus padres fueron asesinados, y otro de sus hermanos, Manuel, de 13 años, también sobrevivió a la masacre, escondido detrás de una planta de plátano, desde donde vio a los “paramilitares” rematar con saña inaudita a los moribundos; las victimas son indígenas tsotsiles pacifistas de la organización civil Las Abejas, muy cercana al clero católico y simpatizante de las causas del Ejército Zapatistas de Liberación Nacional (EZLN), aunque no se consideran a si mismos como “bases de apoyo”.
Cuatro días después de la masacre, el propio subcomandante Marcos, jefe militar del EZLN, dio su versión de los hechos: “La mayoría de los atacantes son indígenas tsotsiles, pertenecen a diversas comunidades del municipio de Chenalhó, profesan la religión católica y son priísta… No se trata de un conflicto religioso, tanto asesinos como asesinados profesan la religión católica”.
¿Entonces porqué no intervino la máxima autoridad del clero para conciliarlos? ¿Por qué si eran sus ciervos, sus corderos, Samuel Ruiz García no impuso su jerarquía para pararlos?
La declaración del subcomandante Marcos pronto fue utilizada por los abogados de 18 de los 87 presos implicados en la masacre, porque según esto, la mayoría de los sindicados como responsables directos son evangélicos, lo que los exculparía de facto; luego el sacerdote Miguel Chanteau, en aquel entonces párroco de Chenalhó, destacó que entre el grupo recluido por la masacre de Acteal “hay culpables y algunos inocentes”; abogados del Centro de Investigaciones y Docencia Económica (CIDE) asumieron la defensa de 18 presuntos “paramilitares” presos; y ya en la presente administración, se creó la Fiscalía Especializada para el caso Acteal, dependiente del Ministerio de Justicia de Chiapas. Hasta donde me quedé, se había citado a comparecer al ex gobernador Julio César Ruiz Ferro, quien para ese entonces fungía como gobernador del estado; lo mismo que a los ex titulares de la Secretaria de Pueblos Indios, Antonio Pérez Hernández y Jacinto Arias Pérez (incitador reciente del conflicto de limites entre Chenalhó y Chalchihuitan); así como al secretario general del gobierno de Chiapas en ese entonces, Homero Tovilla Cristiani, y al ex subsecretario general, Uriel Jarquin Gálvez, y al exprocurador Jorge Enrique Hernández Aguilar, a quienes sindican de haber apilado los 43 cadáveres en una hondonada y haber recogido los casquillos, alterando la escena del crimen. ¿Qué sigue?
****
Por un comunicado de Chiapas Solidario ahora sé que se han constituido en geografía chiapaneca, tres mil asambleas de Barrio y Comunitarias. Son el cimiento del poder popular: ellos deciden dónde y qué obra es más importante. Ellos decidirán, con su voto en las urnas, quién es quién en el próximo proceso electoral federal… que no quepa la menor duda.
*****
Muchos reflectores
El que aparece en los medios un día sí y el otro también es el priísta Roberto Domínguez Castellanos, designado el 31 de enero de este año rector de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH) ¿Qué busca? ¿Refrendar su “firme compromiso” de realizar las "gestiones necesarias para que la UNICACH crezca mucho más de lo que lograron sus antecesores? ¿Para hacer notar que está trabajando junto con las escuelas, con los profesores, con los investigadores y los trabajadores de apoyo y fundamentalmente con toda la comunidad universitaria?
Lo dudo: Roberto Domínguez Castellanos es priísta, también de viejo cuño; está utilizando recursos públicos para posicionar su figura ¿Será candidato del PRI a una diputación federal?
¡Mucho cuidado!, él es de la camada priísta que se plegó a los caprichos de El Déspota, a los arrebatos de poder omnímodo, absoluto, corrupto, de Pablo Abner Salazar Mendiguchía. Roberto Domínguez Castellanos puso a sus pies el Congreso del estado ¿Quién garantiza que no sigue pegado a su égida, que no forma parte de los planes de éste por retornar a la arena política?
******
Palenque
El alcalde Alfredo Cruz Guzmán alentó la creación del Consejo Consultivo Ciudadano, órgano de consulta y supervisión, involucrados directamente en la gestoría y administración de las obras de mayor envergadura para ese municipio: la modernización de la avenida Juárez, arteria principal de la ciudad de Palenque, donde se invertirán 27 millones de pesos (7 millones el gobierno federal, 7 millones más el gobierno del estado, 10 millones el municipio, y tres millones la Fundación Apasco), además de la pavimentación de la calle 12 de octubre y Allende, desde la avenida 20 de noviembre con dirección al periférico sur, que el alcalde mandó a asfaltar en los primeros seis meses de su gestión. “Si algo tengo que decir de mi gobernador, es que el gobernador Juan Sabines Guerrero es un promotor incansable de Palenque, que con orgullo decimos es el principal polo turístico de Chiapas”, dice el edil palencano, el chol Alfredo Cruz Guzmán, por segunda vez en el cargo, primero por el PRI, y ahora por Convergencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario