+ Felipe Arizmendi Esquivel
http://www.diocesisancristobal.com.mx
VER
Fernando Lugo Méndez, quien fuera obispo de la diócesis de San Pedro, cerca de la capital paraguaya, Asunción, tomará posesión como Presidente de ese país el 15 de agosto. Nació en 1949. Fue ordenado presbítero religioso, en la Sociedad del Verbo Divino, en 1977, y consagrado obispo en 1994. El sacramento del orden imprime carácter; por tanto, nunca dejará de ser obispo y presbítero, aunque no ejerza este ministerio. Algunos le llaman ex - obispo, porque no actúa como tal, pero el carácter episcopal no se pierde.
Solicitó al Papa la pérdida del estado clerical, el 18 de diciembre de 2006, para presentarse como candidato a la presidencia. Esta petición, decía en su carta, “no implica abdicar de mi amor a la Iglesia ni de mi estima al servicio ministerial y a la vida religiosa”. La Santa Sede intentó disuadirlo. Ante su negativa, le suspendió del ejercicio del ministerio sacerdotal; en ese momento, no le concedió lo que solicitaba. Sin embargo, ante el hecho de haber sido elegido por mayoría de votos, el Papa le concedió, el 30 de junio pasado, la pérdida del estado clerical y de los derechos inherentes al mismo, pues el cargo de Presidente de un país no es compatible con las obligaciones del ministerio episcopal y del estado clerical. Le dispensó de los votos religiosos, de la obligación del celibato y de las demás obligaciones de los clérigos, exhortándole “a ser fiel a la fe católica en la que fue bautizado y a llevar una vida coherente con el Evangelio”.
JUZGAR
Jesucristo vino a cambiar este mundo, a humanizar la política, la economía, la justicia, las relaciones entre personas, grupos y naciones; sin embargo, no lo quiso hacer mediante la lucha por el poder político. No pretendió derrocar al imperio romano, ni imponer una estructura política de poder civil. Su servicio fue, y es, la predicación de su palabra, la atención compasiva a los pobres, el sufrimiento y la cruz aceptados por amor. Así nos enseña cómo conseguir que otro mundo sea posible.
Dice el Papa Benedicto XVI: “Es propio de la estructura fundamental del cristianismo la distinción entre lo que es del César y lo que es de Dios (cf Mt 22, 21), esto es, entre Estado e Iglesia… La construcción de un orden social y estatal justo, es una tarea fundamental que debe afrontar de nuevo cada generación. Tratándose de un quehacer político, esto no puede ser un cometido inmediato de la Iglesia… La Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia. Debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia, que siempre exige también renuncias, no puede afirmarse ni prosperar. La sociedad justa no puede ser obra de la Iglesia, sino de la política. No obstante, le interesa sobremanera trabajar por la justicia esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las exigencias del bien.
El establecimiento de estructuras justas no es un cometido inmediato de la Iglesia, sino que pertenece a la esfera de la política, es decir, de la razón auto-responsable… El deber inmediato de actuar en favor de un orden justo en la sociedad es más bien propio de los fieles laicos. Como ciudadanos del Estado, están llamados a participar en primera persona en la vida pública” (Deus caritas est, 28-29). Por ello, Fernando Lugo, sin dejar de ser obispo sacramentalmente, fue autorizado a actuar como laico.
ACTUAR
No teman políticos y legisladores, gobernantes y analistas sociales; los sacerdotes y obispos no pretendemos arrebatarles su lugar, su poder, sus prerrogativas. No ambicionamos ser gobernadores, diputados, senadores o presidentes. Esa no es nuestra tarea. Y cuando suceden casos como el de Paraguay, la autoridad suprema de la Iglesia busca alguna solución posible, la reducción al estado laical, para que no se confundan los papeles. Cada quien hagamos lo que nos corresponde, y todos luchemos por la justicia, la paz y la fraternidad.
http://www.diocesisancristobal.com.mx
VER
Fernando Lugo Méndez, quien fuera obispo de la diócesis de San Pedro, cerca de la capital paraguaya, Asunción, tomará posesión como Presidente de ese país el 15 de agosto. Nació en 1949. Fue ordenado presbítero religioso, en la Sociedad del Verbo Divino, en 1977, y consagrado obispo en 1994. El sacramento del orden imprime carácter; por tanto, nunca dejará de ser obispo y presbítero, aunque no ejerza este ministerio. Algunos le llaman ex - obispo, porque no actúa como tal, pero el carácter episcopal no se pierde.
Solicitó al Papa la pérdida del estado clerical, el 18 de diciembre de 2006, para presentarse como candidato a la presidencia. Esta petición, decía en su carta, “no implica abdicar de mi amor a la Iglesia ni de mi estima al servicio ministerial y a la vida religiosa”. La Santa Sede intentó disuadirlo. Ante su negativa, le suspendió del ejercicio del ministerio sacerdotal; en ese momento, no le concedió lo que solicitaba. Sin embargo, ante el hecho de haber sido elegido por mayoría de votos, el Papa le concedió, el 30 de junio pasado, la pérdida del estado clerical y de los derechos inherentes al mismo, pues el cargo de Presidente de un país no es compatible con las obligaciones del ministerio episcopal y del estado clerical. Le dispensó de los votos religiosos, de la obligación del celibato y de las demás obligaciones de los clérigos, exhortándole “a ser fiel a la fe católica en la que fue bautizado y a llevar una vida coherente con el Evangelio”.
JUZGAR
Jesucristo vino a cambiar este mundo, a humanizar la política, la economía, la justicia, las relaciones entre personas, grupos y naciones; sin embargo, no lo quiso hacer mediante la lucha por el poder político. No pretendió derrocar al imperio romano, ni imponer una estructura política de poder civil. Su servicio fue, y es, la predicación de su palabra, la atención compasiva a los pobres, el sufrimiento y la cruz aceptados por amor. Así nos enseña cómo conseguir que otro mundo sea posible.
Dice el Papa Benedicto XVI: “Es propio de la estructura fundamental del cristianismo la distinción entre lo que es del César y lo que es de Dios (cf Mt 22, 21), esto es, entre Estado e Iglesia… La construcción de un orden social y estatal justo, es una tarea fundamental que debe afrontar de nuevo cada generación. Tratándose de un quehacer político, esto no puede ser un cometido inmediato de la Iglesia… La Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia. Debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia, que siempre exige también renuncias, no puede afirmarse ni prosperar. La sociedad justa no puede ser obra de la Iglesia, sino de la política. No obstante, le interesa sobremanera trabajar por la justicia esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las exigencias del bien.
El establecimiento de estructuras justas no es un cometido inmediato de la Iglesia, sino que pertenece a la esfera de la política, es decir, de la razón auto-responsable… El deber inmediato de actuar en favor de un orden justo en la sociedad es más bien propio de los fieles laicos. Como ciudadanos del Estado, están llamados a participar en primera persona en la vida pública” (Deus caritas est, 28-29). Por ello, Fernando Lugo, sin dejar de ser obispo sacramentalmente, fue autorizado a actuar como laico.
ACTUAR
No teman políticos y legisladores, gobernantes y analistas sociales; los sacerdotes y obispos no pretendemos arrebatarles su lugar, su poder, sus prerrogativas. No ambicionamos ser gobernadores, diputados, senadores o presidentes. Esa no es nuestra tarea. Y cuando suceden casos como el de Paraguay, la autoridad suprema de la Iglesia busca alguna solución posible, la reducción al estado laical, para que no se confundan los papeles. Cada quien hagamos lo que nos corresponde, y todos luchemos por la justicia, la paz y la fraternidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario