Crónica
Jorge Becerra.
Comitán, Chis; 10 de octubre.- Mariana Rodríguez se despide y llora por la partida de su esposo a Tijuana. Se embarca en un viaje que dura más de lo que pueden rendir tres tanques de gasolina.
José Antonio, de 34 años se encomienda y pide la bendición, para él y para su familia, a la virgen de Guadalupe que lleva en su pecho, grabado en una camiseta que pareciera portar más encarnada que un tatuaje y hace sentir un fervor que hasta un ateo admiraría.
Con el paso de los minutos la resignación se apodera del pequeño espacio en la calle, (en el bulevar Belisario Domínguez) que ocupa aquel camión lleno de sueños e ilusiones que se forman en la imaginaria de sus ocupantes y al mismo tiempo, se rompen al echar un vistazo a los que dejan y esperan algún día volver a ver.
Historias que se repiten semana a semana iguales a esta, son provocadas por la falta de empleo y el escaso compromiso del gobierno con su pueblo, en especial con los marginados residentes de zonas rurales alejadas de una civilización y una forma de vida digna, que cualquier persona con el sólo hecho nacer, debiera merecer.
jueves, octubre 11, 2007
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