Fichero Político

Fichero Político

Angel Mario Ksheratto

Exigencia de explicaciones

Evidentemente hay una crisis política de la que el oficialismo no quiere darse cuenta y menos, dar cuenta de cómo llegó hasta ahí. El secuestro de los debilitados órganos electorales para que consumaran un acto deleznable contra la pretendida democracia del gobierno doméstico –cuya única virtud es atropellar a las instituciones para establecer una dictadura sempiterna que cumpla con el principal objetivo del imperio bajo sospecha: cubrir la retirada sin las consecuencias naturales de sus actos– es quizá, la prueba más tangible que algunos la ven solo como una bomba publicitaria. Más allá de la guerra mediática en que se han enfrascado los dos principales contendientes a la gubernatura, están aquellas acciones de todos conocidas, por todos señaladas y por muy pocos entendidas. De ahí se desprenden asuntos que obligan a la reflexión, pero más, a la exigencia lógica de explicaciones cabales sobre temas que surgieron desde el momento mismo en que se cumplió el personal deseo de Pablo Salazar y otros que ya se manejaban, pero que se mantuvieron bajo reserva e incluso, levantaron una que otra sospecha de extrema gravedad.
El panorama es difícil para el oficialismo que, antes de mantener silencio ante la difícil circunstancia electoral, se ha adelantado a la definición de los tribunales electorales y ha alzado un muro de contención para el avance de la sociedad. En primer lugar, hay un resultado dudoso de los comicios; luego, la manipulación de los acontecimientos y por último, la acusación en la televisión nacional de una situación que obliga a Juan Sabines a explicar con documentos reales en la mano, su verdadero origen. Ya mucho se ha dicho y escrito acerca de la irregularidad espantosa de la documentación profesional del actual gobernante quien sin duda, incurre impunemente en un delito de gravedad. Juan no puede ni debe repetir la misma triste historia. Podrá ser un hombre bienintencionado, pero la legitimidad está por encima de cualquier interés y ante ello, la obligatoriedad de clarificar el asunto de las dos actas de nacimiento en estados ajenos a Chiapas y, sin duda, de la que lo acredita como chiapaneco. Porque la debe tener.
Por otro lado, está la obligación moral de apegarse a lo que la ley exige en materia electoral, pues la democracia está muy por encima de cualquier eventualidad que deslegitime tanto los procesos, como al gobierno mismo que llegare a encabezar si el Trife le confirma la victoria.

Intolerancia

Porque si a lo anterior agregamos que en la práctica, Sabines ha empezado a desdecirse, la cosa se agrava aún más. A menos de 24 horas que Juan Sabines pronunciara un discurso de conciliación en el que resaltó su bondad y deseo de hacer un gobierno sin reproches ni venganzas, despidieron a Arlet Aguilar Molina de la dirección de Atención a los Grupos Vulnerables, por el simple hecho de haber invitado a su programa radial a José Antonio Aguilar Bodegas. Ese tempranero signo de intolerancia, preocupa en extremo. Nos indica que aquellos papeles que firmó cuando buscaba el voto popular en los que se comprometía a respetar la libertad de expresión, han quedado, desde ahora, en el olvido y lo peor: que de concretarse el triunfo en los tribunales, habrá persecución contra los que piensen diferente. “Seis años en el ostracismo”, es una frase agujerada que se empleaba en plena campaña para intimidar a algunos periodistas.
Pero más allá de esa primera acción deplorable de intolerancia e hipocresía discursiva, hay hechos en el caso de Arlet Aguilar que debemos analizar. Se le dijo a la prestigiada periodista, a modo de excusa, que se le despedía porque duplicaba funciones con el casi desaparecido Instituto de desarrollo Humano. Aquí hay una mentira del tamaño del mundo porque el IDH, no ha funcionado como debe ser y por tanto, el trabajo de Arlet en beneficio de los más pobres, no interfería con otro programa. Al contrario: suplía las faltas desastrosas en el trabajo de la institución mencionada.
Otro hecho relevante es que a la dirección a cargo de Arlet, no le asignaron un solo centavo de presupuesto. ¿Quién se quedaba con ese dinero presupuestado? ¿En qué se utilizó y para qué? Aminta Natarén, funcionaria de gris trayectoria y ahora aspirante seria a la Secretaría de Educación, tiene qué responder dónde metió el dinero que era para atender a los grupos vulnerables y que jamás entregó a Arlet. A mi me consta que la periodista hacía pan, pasteles, piñatas o cualquier otra cosa para obtener fondos y ayudar a la gente más necesitada. La misma alcaldesa vio infinidad de veces cómo se las ingeniaba para atender a la gente. ¿Así le pagan el esfuerzo por que el Ayuntamiento no quedara mal? Lamentamos lo que hicieron con una mujer valerosa y valiente. No habla bien del Ayuntamiento ni del candidato perredista a la gubernatura. La intolerancia es un signo que en estos momentos en que se está ventilando el asunto del la victoria en un tribunal, no debe darse ni de broma. Pero en fin. Les ganó la tormentosa situación que se vive y lejos de haber sido una medida inteligente, es la peor muestra de serenidad política.

Tarjetero

*** Dicen, cuentan, que la directora de inspecciones de Verificaciones y Clausuras del Ayuntamiento, anda haciendo cosas indebidas en su puesto. Por ahí hay un escándalo de unas licencias que no tardará en salir a la luz pública. *** Ya cayó mal el delegado del CEN el PRI con sus conferencias de prensa. Debería decirnos a quién le entregó el millón de pesos que le mandó su “jefe” Manuel Espino. *** Plácido Morales Vázquez, dicen, ya anda repartiendo carteras en el gobierno de Juan Sabines. ¿No decía Plácido que Sabines era un muchachito imberbe, inexperto y ambicioso? Ahora hasta se ha autonombrado mensajero y repartidor de chambas. Dicen que hasta a Juan Carlos Cal y Mayor Franco ya le ofreció una secretaría. Porque eso sí, dicen que el señor jura que él será el Secretario de Gobierno. Si se confirma la victoria de Juan, deberá gobernar con gente de bien, no con dinosaurios pervertidores de la política y menos, con chilangos caídos para saquear. *** Luego nos leemos.
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