miércoles, diciembre 26, 2012

Arriba cuerpo de migrante


Fredy Martín Pérez

Comitán, Chiapas; 25 de Diciembre.- En la víspera de Navidad llegó el cuerpo del migrante Juan Gabriel López Jiménez, de 29 años de edad, que pereció en Carolina del Norte, después de sufrir una crisis de leucemia por cinco años y medio.


Hace siete años, Juan Gabriel y tres de sus hermanos dejaron su hogar, en el barrio de Yalchivol, para buscar empleo en los Estados Unidos, porque en Comitán, se dieron cuenta que no tenían empleos remunerativos.

“Aquí trabajamos muy duro y no sacamos lo suficiente para hacer nuestras cosas. En cambio trabajando en los Estados Unidos, se puede hacer más rápido las cosas y tener una vida mejor”, dice Juan José, hermano de la víctima.

Los cuatro hermanos encontraron empleo en la industria siderúrgica, donde se dedicaban a soldar planchas de acero y en ocasiones tapar la fuga de un crisol de 200 toneladas de peso.

“El calor era insoportable. Muchos trabajadores sentían que se les quemaba las botas. La mascarilla para protegerse de los gases tóxicos, no se soportaba”, explica Juan José.

Cuenta que su hermano Juan Gabriel, año y medio después llegó a Carolina del Norte, tuvo una recaída en la enfermedad, de la que no se repuso.

En los primeros meses que empezó a recibir el tratamiento, laboró algunos meses en la siderúrgica, pero las condiciones ambientales que imperaban lo obligó a renunciar al trabajo.

El joven empezó a recibir atención de las instituciones médicas y decidió no regresar a Comitán, porque se dio cuenta que en los Estados Unidos tenía ayuda médica gratuita y si volvía, entonces debía buscar atención con médicos particulares.

“Allá el gobierno le ayudó mucho a mi hermano. Sabíamos que si regresaba a Comitán, si no hay dinero no hay ayuda de los doctores”, dice Juan José.

El diez de noviembre, siete años después de haber dejado su esposa Aída Roblero López, Juan Gabriel perdió la última batalla ante la enfermedad.

Desde entonces, la familia buscó repatriar el cuerpo de Juan Gabriel, por lo que buscaron ayuda con el activista Mario Luis Albores, que realizó trámites ante la Secretaría de Relaciones Exteriores y otras dependencias.

Fue el domingo 23 de diciembre, en víspera de la Navidad, que el cuerpo de Juan Gabriel llegó a la casa donde partió en el 2005.

Lo esperaba su padre Fernando López Tapia, su esposa Aída Roblero López, su hija Gabriela Elizabeth López Roblero, de siete años, sus hermanos y otros familiares.

Fernando López Tapia explicó que este año, perdió dos de sus hijos, Luis Miguel López Jiménez, de 18 años, que fue asesinado en el municipio de Osumacinta.

Un tío de la víctima dijo al ver entrar el cuerpo a la casa: “Llegó a su tierra, pero aun tengo algunos sobrinos lejos. Yo los vi chiquitos. Quisiera que estuvieran aquí y escucharlos decir: Ya llegamos”.

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